Hace unos días acudí con la familia a una de esas citas ciclistas que se organizan en muchas ciudades con la excusa del día de la bicicleta. Una marcha multitudinaria con bicicletas de lo más variadas, sin edad, sin condiciones preestablecidas (de la bici y del ciclista).
No era en si una marcha familiar de solo familias, pero desde luego era el tipo de grupo más numeroso con diferencia y después había clubes, peñas, amigos y otras tipologías de ciclistas. Son oportunidades preciosas de enseñar a los más pequeños que la bici no es para el parque, velódromos, carriles bici, etc., sino que también se puede utilizar por las calles, con el debido respeto al resto de usuarios.
Me sorprendió la enorme cantidad de gente que con la oportunidad de poder pedalear por las calles se animan a salir con lo que tengan, disfrutando de la calle sin la preferencia o la prevención de los coches y arropados por ciclistas habituales y esporádicos.
Mientras pedaleaba entre la multitud y perseguía al mi hijo, pensaba que con qué poco se anima a miles de personas a sacar sus bicis del trastero para disfrutar de un paseo por la ciudad. Qué mejor incentivo para los ciudadanos que promover un uso seguro y respetuoso de la bicicleta, y no un único día al año sino que debería ser una política para favorecer el uso de la bicicleta sobre el coche, todos y cada uno de los días del año.

Algunas ciudades ya tienen mucho recorrido hecho, otras tienen mucho por donde empezar y tomar ejemplo. Deben perder el miedo a los votos que van a perder de los conductores de coches, los grandes privilegiados que cada vez exigimos más carriles y más plazas de aparcamiento, y quizá pensar que los votos de los ciclistas que puedan compensar en gran parte esos votos, y los no ciclistas que disfrutarán de unas calles mucho más calmadas y silenciosas.
Hace poco leía aquí el porqué los niños ya no van solos por la calle y una de las razones esgrimidas era la falta de seguridad vial como causa real de los problemas para niños y no tan niños. Cambiando el modelo de desplazamiento como se ha hecho en otros países es posible fomentar una vuelta de la calma a las calles, y animar el uso de transportes alternativos al coche.
A ver si dentro de poco tiempo, los días de la bici dejan de tener el sentido reivindicativo actual para pasar a esa normalidad que nos merecemos tanto ciclistas como no ciclistas.